23 jul 2015

Un Andrógino emocional.

Creo que hasta la fecha, nunca me di el tiempo de hablar un poco sobre ésta pieza en particular y el extraño significado que contiene, al menos para mí. Al hablar de un andrógino, no intento explayarme en el ámbito sexual en el que comúnmente se relaciona el término, que si bien hay algo de ello, no es precisamente el tema principal de la obra.

Como introducción, pienso que siempre he sido una persona que ha tenido mucho conflicto para encontrar su "personalidad", lo que me ha llevado a interesarme por muchas cosas a través de mi vida que, tarde o temprano, parecen no tener relación entre sí y hasta parecen incompatibles. Por ejemplo, la alquimia y mi obsesión por los objetos de papelería rosados y brillantes, el budismo y el estilo de vida victoriano, cosa que, aunque ahora puede parecer no tan compleja, me trae bastantes problemas.

¿Por qué? Casi es simple. Me cuesta mucho definir cómo o con qué influencia quiero tener o diseñar las cosas, cómo quiero que una imagen me represente en cuanto a "mi estilo" como artista o como diseñador gráfico, cosa que explica por qué siempre estoy cambiando la imagen de mis redes sociales, porque ni siquiera he sido capaz de acabar el diseño de mi página web gracias a mi indecisión en éste aspecto y el por qué hay una falta de un logotipo para mi trabajo artístico que realmente me haga sentir satisfecho.

Puede parecer una cuestión banal, pero para alguien que ha estado buscando esa identificación durante casi ocho años, es un asunto algo frustrante. Siendo que mi formación académica fue diseño gráfico, no suelo tener problemas al momento de crear una imagen para otras personas, pero al momento de yo inducirme a mis propios requerimientos para hacer algo para mí, es increíblemente difícil y poco satisfactorio, lo que me lleva comúnmente a episodios de silenciosa desesperación que sólo se van cuando tomo un buen libro del siglo pasado.




La pieza de "El Andrógino" toma sentido en éste aspecto de mi vida por el hecho de que, con tantos gustos distintos y preferencias casi contradictorias, me siento como un compuesto de todo, sin definición, sin estabilidad emocional o artística, lo cual sinceramente, desgasta bastante. Las siguientes semanas me gustaría dedicarme un poco a profundizar en éste aspecto, pero a veces las conclusiones de mis reflexiones me llevan a pensar que tal vez mi obra también está igual de indefinida, por ende me es tan complicado crear un símbolo, un representativo que pueda abarcar en algo tan abstracto una cantidad de expresiones y gustos que parecen infinitos.

Realmente no me queda mucho más que seguir experimentando, analizando y meditando respecto a mi andrógino emocional... sólo que, habiendo cumplido mi primer cuarto de siglo, todo esto comienza a traerme conflictos mentales que por momentos, me es difícil conciliar.


1 comentario:

  1. Tal vez esa indefinición sea.tu definición. Abrazos de una ecléctica empedernida.

    ResponderBorrar