24 jul 2016

Cuello Grande

(Relato escrito en el año 2008)

Me detuve un momento a descansar en una pequeña banca; ese día cargaba conmigo el libro en donde escribía mis memorias, así que decidí aprovechar para usarlo un rato. Había estado toda la mañana recorriendo el zoológico, tomando notas y tratando de inspirarme.

Dejé el grueso libro a un lado, mientras sacaba una pluma de mi bolsa. El Sol se volvía cada vez más insoportable. De pronto, escuché un crujido a mi lado; al mirar, vi cómo una pequeña jirafa comenzaba a arrancar páginas de mi libro para comérselas lentamente.

Aquel suceso me recordó a una vieja anécdota que me tocó presenciar y, al mirar los ambiciosos y dulces ojos de aquella jirafa, me acordé de ella.

Ella era una pequeña niña, de regordetas mejillas y rizados cabellos rojizos; solía ir vestida de pavorosos vestidos rosados y vivía en una redonda casita amarilla, de la cual brotaban flores de la chimenea y crecían labios rojos de las macetas como si fuesen rosales.

Una fresca mañana, la vi salir a buscar su desayuno, el cual tomaba de los árboles de su jardín. Sus comidas dependían de la estación, normalmente manzanas o naranjas en verano, pero si tenía suerte se podía encontrar con un árbol de pollo frito.

Mirando la mata de uno de sus árboles, distinguió uno muy especial. De él no brotaban alimentos ni juguetes. Era un árbol de bufandas.

Al parecer, todas estaban sin madurar, puesto que estaban a medio tejer. La niña era caprichosa, así que escudriñó con la mirada cada sección del árbol para poder encontrar una que le agradase. Entonces, la vio.

Era de lana fina, perfectamente tejida con tonos pastel, y de las orillas colgaban largos churritos de tejido haciéndola lucir todavía más encantadora.

Ella quedó encantada con la prenda, pero tristemente todavía era una niña muy pequeña, y a su edad aun no había crecido mucho. La bufanda estaba demasiado arriba, incluso para un adulto normal.
La pelirroja se quedó con la mirada prendida de aquel tejido, y su barbilla se quedó levantada hacia la copa del árbol.

Los días pasaron, no recuerdo cuántos, pero fueron bastantes, tanto así que la noche se llegó a comer el Sol más de mil veces.

La niña no se daba cuenta, pero aquella bufanda cada día estaba más y más cerca de su cabeza… Hasta que llegó el día en que ella fue capaz de tomar la bufanda con los dientes. La jaló y la zafó de entre las ramas. Al intentar tomarla con las manos, grande fue su sorpresa al darse cuenta de que éstas no podían alcanzarla. Miró al suelo y vio que sus pies estaban demasiado lejos.
Su cuello se había alargado de forma extensa, tanto que su cuerpo se veía diminuto en comparación, tanto que los pájaros y las ardillas podían hacer casas en él.

Los ojos de la pequeña se llenaron de lágrimas. Pero no porque su cuello hubiese crecido de aquella manera, sino porque ahora la bufanda era demasiado pequeña, y no podía cubrir ninguna parte de su largo pescuezo.
. . .

Este cuento fue inspirado por “Cuello Grande”, una pieza que formaba parte de mi primera exposición artística: “El diario del Decapitolio”, llevada a cabo en el 2008. Dejé el relato tal y como lo encontré en una página de mis cuadernos de aquel entonces, por lo que, si hay alguna rareza narrativa, espero sea culpa de la inexperiencia de aquellos tiempos.



1 jul 2016

Y el cuarto de siglo se fue...

¡Saludos! Una vez más vengo con noticias de todo un poquito, desde exposiciones y publicaciones licuadas con alucinaciones personales, así que empecemos con lo interesante:

Como algunos que me siguen en twitter ya deben saber, estoy preparando una exposición individual que se presentará en mi ciudad, Aguascalientes, para inicios de Septiembre. Planeo presentar una buena cantidad de piezas y tal vez algunas inéditas, todo con tal de mostrar algo de novedad y subir las expectativas. No sólo para quienes gusten de mi trabajo, sino por mí mismo, porque siento que después de todo lo que he pasado en el último año, es justo hacer un esfuerzo que me anime a seguir adelante en mi carrera artística, a hacer una exposición con obras de calidad y una visión más amplia de lo que estoy haciendo ahora mismo.

Merezco seguir creando ese mundo que tanto me gusta y que ha dado pie a tantas cosas buenas, que me ha ayudado a conocer gente increíble y a crear cosas hermosas a lado de personas extraordinarias.

Creo que la última exposición que tuve fue el año pasado, y para ese tiempo mis ánimos andaban por los suelos en muchos sentidos, tanto así que no pude disfrutar esa exposición como se debía. No voy a mentir, 2015 fue una época mala, un año difícil lleno de obstáculos y donde muchas cosas que quería hacer no se pudieron cumplir y de la manera que deseaba, al menos no en el primer semestre del año, por lo que decaí bastante en los siguientes meses respecto a muchos aspectos que siempre he cuidado de mí, tanto en mi obra como en mi físico y vida personal/laboral. 

Tengo la certeza que de no ser por mi familia, tanto la de sangre como la que he ido juntando con los años, yo ya estaría por los suelos e incapaz de hacer otra cosa que meterme a un trabajo de ocho a ocho sin ningún otro propósito que pagar las cuentas, sacar algo para vivir al futuro y nada más.

Pero afortunadamente, los sueños allí siguen, las metas me siguen mirando a la cara esperando a que las alcance, y vamos a ir por ellas.

Y es por ello que ahora hablaremos de la segunda cosa: Otro de los salvavidas que me ayudó a salir de esa depresión fue el empezar mi libro en Septiembre. Y es este proyecto el que más motivado me tiene. Hasta ahora, he recibido críticas tan buenas y recomendaciones tan útiles de parte de mis lectores primerizos que cada vez me siento más y más decidido a que salga a la luz, sin importar el medio en el que llegue a ser publicado.

Y es por ello que lo más probable (e independientemente de lo que me diga la editorial en los meses venideros respecto a si se publicará o no), voy a retener su salida al público un tiempo más, unos cuantos meses, tal vez hasta el 2017. El motivo es que voy en la décima revisión, y siento que todavía hay que dedicarle más tiempo. Quiero que La Nación de las Bestias sea una historia desgarradora, que se quede clavada tanto en los corazones como en las pesadillas de las personas, quiero... en fin, falta pulirlo hasta el punto en el que esté satisfecho con todos los aspectos del libro. Y bueno, eso va a tomarme un tiempo, por ende agradezco desde ya a toda la gente hermosa que se está metiendo de lleno a la historia, que me está apoyando con leídas, críticas y opiniones para mejorarla (E inclusive a los que ya andan haciendo chistes locales y carreta sobre los personajes, eso me hace saltar el corazón de emoción ♥). Esperemos ver esto materializado algún día, ya sea en las librerías o como libro autopublicado. Pero de que va a suceder, va a suceder.

Otra cosa que también va a suceder (jajaja) es un arreglo a mi sitio web. Ya estoy poniendo manos a la obra con la ayuda de un buen colega para finalmente, re-estructurarlo, dejarlo decente y abrir la tienda de prints, así que espero por allí de Octubre tenerlo totalmente funcional.

En términos generales, pienso hacer que estos cuatro años que me quedan de aquí a mi tercer siglo sobre la tierra sean memorables. Voy terminar mis metas y planear otras a futuro, así que la decisión de arreglar todos los aspectos de mi persona (tanto física como espiritual) y mi obra están ahora en transcurso. Veremos qué tengo que decir para el 2017 :)