25 ago 2010

Manifiesto

La Luna Bicéfala

La vida como tal, más que una explicación coherente, merece una poesía. La Luna Bicéfala es una representación metafórica de la duplicidad humana en un sentido que une sus dos partes vitales: La existencia y la esencia. Ilustra las facetas románticas a las que se somete el ser humano, aquellas historias, filosofías y acciones que maneja en la espiritualidad más pura de su ser.

Es un transitar por el autodescubrimiento, la exploración de sus rostros y semejantes, mediante imaginarios mágicos, astrológicos y oníricos. La exhibición se enfoca en transmitir, de forma visual, tanto el espíritu del alma humana como su existencia en carne, ambas conviviendo en un incesante viaje traducido como vida.

Comparte en cada cuadro su faceta más cosmogónica, su separación con su cuerpo material para dar paso a la transformación de lo impalpable, que es representando por objetos y escenarios creados por su mera imaginación. Tiene con fin, convertir aquellos alientos espirituales en objetos visibles, que lo que no lleve nombre sea nombrado, lo que no tenga cuerpo sea vuelto carne.

Es en ése punto en que el hombre se encuentra con sus dos caras convivientes. El rostro de carne, el cuerpo, la acción, la creación. Y el rostro del alma, el espíritu, el pensamiento, el sentimiento.

En la exposición, se representan cuadros que dan tributo desde sus mitologías, deseos de creación, de transformación, de descubrimiento, posesión y hasta el miedo a perder ese grado de conexión entre su cuerpo y su alma en la forma más pasional, incluyendo un íntimo autorretrato interno de la propia autora.

Una vez más, el propio cuerpo de la artista es utilizado para moldear la carne del personaje, sin embargo, un ser completamente distinto de la autora, nace para dar a través de su piel nueva, las visiones de la creadora, que a pesar de que ambos personajes son diferentes, conllevan un aire de familiaridad que los une en un lazo perpetuo que ha venido acompañando a la obra desde su origen.


Así sin más, la Luna Bicéfala viene siendo un astro iluminado y sombreado a la vez, con rostro y una esencia, un cuerpo y un espíritu, que invita a la exploración de uno mismo a través de objetos, máscaras y pieles ajenas a uno, que con el paso de la reflexión, se vendrán adhiriendo al alma.